Cuenta la leyenda que hace miles de años vivíamos en el mismo plano con los Ángeles; cuando nos separamos, ellos nos dejaron unos colgantes esféricos que emitían un sonido armonioso. Nos explicaron que de esta forma ellos siempre acudirían a nuestro llamado.
Nuestras esferas son tejidas a mano en cristales y piedras naturales. Conforman figuras de geometría sagrada, que ayudan a limpiar, sanar y armonizar personas, situaciones y lugares.