Es tiempo de cosecha


Hoy queremos compartir en nuestro blog, un mensaje que recibimos en días pasados por redes sociales; está lleno de sabiduría y resonó en cada párrafo, cada frase, cada palabra, con nuestro sentir y pensar con respecto a la situación actual que estamos enfrentando. No sabemos quién es el autor, sin embargo, con mucho respeto lo compartimos para que llegue a muchas más personas y podamos elevar nuestra conciencia y la de todos en la tierra.

“Abramos los ojos y reconozcamos que existe algo más grande que nosotros mismos. Que todo lo que sucede corresponde a un orden perfecto y está regido por el plan de amor de Dios y del universo, en el cual la suerte y el azar no existen. Lo que existen son procesos pedagógicos que tienen como único propósito la evolución y el despertar de la consciencia.
Significa que lo que estamos viviendo actualmente como humanidad, es un movimiento energético que tiene como propósito que aprendamos. Por extraño que parezca, y por polémico que pueda ser, lo que está pasando es maravilloso.

Ahora, los aprendizajes son de diseño individual, quiere decir que la realidad que estamos viviendo le mostrará a cada inidviduo, qué es lo que lo habita en su interior y qué es lo que necesita aprender para poder avanzar en su proceso evolutivo. No le pidas a Dios que esto pase, pídele mejor que puedas comprender lo que está pasando y que puedas aprender de ello.
El universo hoy nos está invitando a parar, a volver a nuestra casa; y no se trata solo del lugar físico donde estamos actualmente, sino básicamente volver a nosotros mismos. Volver a casa significa evaluar todos los resultados que hasta ahora hemos generado en nuestra vida. Es tiempo de cosecha, de darnos cuenta qué es lo que hasta el momento hemos sembrado en nuestra vida; es hora de ver cuáles son las relaciones que tenemos, nuestro estado de salud, el trato que le hemos dado a nuestro cuerpo, cómo nos hemos alimentado, cómo hemos manejado nuestros recursos, es hora de evaluar el trato que le estamos dando a nuestro planeta.

En esta vida la siembra es voluntaria, sin embargo, la cosecha es obligatoria. Así que no es tiempo de distraernos, no hay ningún lugar hacia donde huir, la vida nos está centrando en nuestra realidad. Es tiempo de evaluar nuestra cosecha y de asumir nuestros resultados. El universo no castiga, solo enseña, de manera que cualquier resultado insatisfactorio que estemos encontrando hoy en nuestra vida, tiene el único propósito de enseñarnos.

Llego la hora de limpiarnos, de lavar, no solo nuestras manos, sino en especial de limpiar nuestra mente de todo aquello que no nos permite estar despiertos. Llegó la hora de centrar nuestra energía en valorar lo que tenemos, en vez de seguir persiguiendo como locos lo que siempre hemos querido.
Es hora de enfrentar nuestros miedos, que además tienen la maravillosa función de mostrarnos nuestras carencias, porque la vida hoy nos está quitando todo aquello que no necesitamos. El universo nos está recordando que nada es nuestro, el universo nos está invitando a renunciar a nuestros sueños, para poder despertar a nuestra realidad. No es hora de soñar, llegó la hora de vivir, de sanar, de morir a lo que no somos y despertar al inconmensurable potencial que ha estado dormido por tanto tiempo. Es hora de despertar al amor, a la comprensión, al respeto absoluto por los aprendizajes de los demás, a la aceptación del otro tal cual y como es, a la humildad para reconocer la sabiduría con la que funciona el universo.
Es hora de servir ahí donde te corresponde, en ese lugar donde Tú elegiste, rodeado por los que Tú elegiste. Incluso si en este momento estas solo, esa también es tu elección y significa que lo que te corresponde es aprender a estar contigo y ser una buena compañía para Ti.

Es hora de entender que la libertad solo existe en nuestra mente y de empezar a ejercer esa libertad para renunciar a la ignorancia con la que hasta ahora hemos habitado este planeta.
El universo le está hablando con firmeza a nuestro ego, recordándonos lo que en verdad es importante. Le está hablando a nuestra vanidad, a nuestra ambición. Ahora más que nunca estamos viendo el aire que estamos respirando, el enorme daño que nuestra tiranía le ha generado a este planeta que es nuestro hogar. El universo nos recuerda que el agua es el tesoro más valioso, vale más que el mayor lujo que el dinero puede comprar; que no necesitamos más casas ni más cosas, ni más ropa, que no hay que conocer más lugares, si no tenemos la capacidad de disfrutar el lugar en el que estamos hoy, ese lugar que hemos conseguido hasta ahora con nuestro esfuerzo. Si no hemos sabido ser felices con lo que tenemos, tampoco vamos a saber serlo cuando tengamos lo que creemos que nos hace falta.

Es hora de soltar los apegos, de comprender los mensajes. Este virus solamente está afectando a los seres humanos, a nada más, porque en realidad somos nosotros los que estamos enfermando a este planeta. Estamos enfermos y el coronavirus solo nos está dando la oportunidad de aprender a sanar, de volver a ser humanos.

Así que hablar de una guerra contra aquello que tiene como propósito enseñarnos no tiene sentido. Esta situación va a durar lo que nosotros necesitemos que dure, lo que nos tome aprender a reconocer con humildad, que para ser felices no se trata de hacer lo que queremos, sino aprender a amar lo que somos, lo que hacemos y lo que tenemos.
No le temamos a la muerte, sino a no ser capaces de valorar que estamos vivos. No temamos a perder el dinero o las cosas que creemos poseer, no temamos a perder a los que amamos, más bien temamos no tener la sabiduría para amarlos mientras vivan. No temamos, pues no podemos perder aquello que no es nuestro, perderemos solo lo necesario para reconocer la verdadera riqueza.
Morirán a los que les corresponda continuar su aprendizaje desde otra dimensión, porque ya habrán cumplido su tiempo en la tierra. De manera que no pidas nada, porque todo eso que quieres, nace de tu ego y mientras tu ego pide, el universo en su infinito amor, solo enfoca su energía en entregarte siempre lo que necesitas.

La realidad en la que vivimos ha sido creada por nosotros, quiere decir que solo nosotros podemos transformarla. Es importante trabajar en esa capacidad de reconocer ese plan de amor del universo, manifestado en todas las circunstancias con las que nos hacemos correspondientes en la vida día a día. Tengamos la certeza de que todo lo que está sucediendo es para beneficio de cada uno y del universo, que siempre está ahí para apoyarnos y sostenernos.

Llegó la hora de despertar. Solo entonces desde una profunda gratitud, podremos empezar a enmendar tanto daño que hemos hecho. Las sombras habrán cumplido su tarea, porque habremos aprendido a valorar la luz y la habremos encontrado en ese lugar donde siempre ha estado, que es en el corazón de cada uno.”

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